Espiritualidad

Espiritualidad

El centro de la espiritualidad de un Laico Misionero Comboniano es el seguimiento de Jesús, estando en constante discernimiento personal y comunitario. El LMC vive su opción de seguir a Jesús como una vocación laical adulta, miembros de una Iglesia ministerial, responsables y parte activa de este Pueblo de Dios.

La vocación de encarnación del LMC nos obliga, por nuestra fe, a aportar nuestra capacidad humana y cristiana para luchar por la justicia y ser testigo de Dios en el mundo, para cumplir el encargo de Jesús; transformar la historia en un ámbito de fraternidad. Vivimos nuestra llamada a la Misión no sólo como técnicos o profesionales sino como cristianos movidos por la fe. No se trata de renunciar a la capacitación profesional; más bien, de resaltar que nuestra definición como LMC viene dada por la fe que se concreta en una opción por los más pobres y abandonados.

El rasgo esencial del LMC es la disponibilidad toda la vida para la misión. Esta libertad y disponibilidad tienen su fundamento y razón de ser en la experiencia esencial de Dios, que es la clave y explicación del seguimiento. Esta experiencia consiste en el encuentro personal con Jesús como persona viviente y actual, y que es auténtica, en la medida en que se expresa y se traduce en compromiso constante por servir al pueblo.

Somos conscientes de que nuestra vocación misionera nos lleva a los lugares de frontera; para ello, muchas veces, será necesario superar las propias lindes eclesiales, culturales y sociales y salir hacia aquellos lugares, allá y acá, todavía no iluminados por la Buena nueva.

En este sentido, es necesaria una continua referencia a la experiencia de Daniel Comboni que ilumina nuestro camino de compromiso y seguimiento cristiano. Inspirados en él vivimos nuestra vocación desde este carisma concreto. Creemos que Comboni y su obra es un don para la Iglesia universal y para el mundo:

Creer sinceramente en aquellas personas a las que servimos en la misión, promoviendo en ellos agentes evangelizadores y creadores de su propia liberación. Como laicos que somos estamos llamados a promocionar el laicado autóctono y todo ministerio al servicio del pueblo.
Comboni decía que las obras de Dios nacen y crecen al pie de la cruz. Nosotros también somos conscientes que la misión comporta la aceptación de las inevitables dificultades y sufrimientos a sabiendas que la cruz, frente al posible sentimiento de fracaso o frustración, en Jesús ha generado y genera vida para el pueblo.
Hacer causa común con aquellos que servimos, como decía Comboni. Conscientes que la misión no nos pertenece; somos meros servidores de la misión del Padre. Utilizando medios sencillos en la seguridad que Dios proporcionara lo necesario.

Te invitamos a entrar en el área de formación donde podrás profundizar sobre su figura y carisma (además de muchos otros temas relacionados con al misión, la cultura, el desarrollo…).