
Metodología Misionera LMC
Los LMC de España en el año 2001, con el fin de perfilar un hacer misionero que fuera común, y nos identificara a todos los LMC de España, se escribió esta metodología misionera.
Vamos aquí a exponer un resumen de lo que son sus puntos más importantes.
Somos laicos.
Los LMC vivimos nuestra fe desde nuestra opción laical, y desde nuestra pertenencia a la Iglesia, apostando por un modelo de la misma basado en ministerios.
Los LMC vivimos nuestra opción como una auténtica vocación cristiana definida por la misión ad gentes.
Nuestra participación se concreta, en ambientes considerados en principio poco "eclesiales": en las ocupaciones y trabajos, en la vida familiar y social....No obstante, también hemos participado durante estos años en actividades más "hacia dentro”: parroquias, animación misionera....
La opción por la misión nos lleva a vivir también nuestra dimensión misionera en el país de origen.
Somos misioneros.
La característica fundamental de la vocación LMC es su llamada a la misión "ad gentes" como medio para hacer presente entre los pueblos más desfavorecidos de la tierra el Reino de Dios. Se trata de una opción de vida que impregna toda la vida de la persona y no está limitada en el tiempo. Desde los comienzos el periodo mínimo de servicio en misión ha sido de tres años consecutivos.
Esta tarea evangelizadora se centra en dos acciones íntimamente ligadas: el anuncio explícito de Jesús y el compromiso por la liberación de los empobrecidos. Es por ello que los LMC trabajamos tanto en la promoción humana, como camino de dignificación de las personas, como en la animación de las comunidades cristianas.
Desde nuestra condición de laico, los LMC anunciamos el Evangelio:
- Con nuestro testimonio de vida profundamente cristiana.
- Con nuestro compromiso en ministerios propios de los laicos, trabajo y desarrollo humano integral, en vistas a una autopromoción económica, social y religiosa delos pueblos y de las personas.
- Con nuestra palabra, a través del compromiso en actividades pastorales de catequesis, formación de líderes, animación de grupos parroquiales, etc....
Un rasgo de nuestra misión evangelizadora es la comunidad. Somos enviados por una comunidad para insertarnos en otra. Nuestro trabajo no tiene sentido si no es en el seno de la vida comunitaria.
Los LMC somos ante todo misioneros, aunque dada nuestra realidad de laicos, no renunciamos a nuestra capacitación profesional. Nuestra definición como laicos no viene dada por nuestra profesión sino por la fe y por nuestra opción por los más pobres y abandonados.
Somos combonianos.
Como LMC, vivimos nuestra vocación misionera, según el estilo de Daniel Comboni, entre los pueblos no evangelizados o que todavía necesitan afianzar su fe como comunidades cristianas.
Para ello nos mantenemos unidos a la Familia Comboniana, participando y recreando el carisma de Daniel Comboni a la luz de nuestra realidad laical.
Hoy por hoy trabajamos en estrecha relación con los MCCJ y allí donde éstos tienen puestos de misión. Para ello establecemos "acuerdos" con la Provincia MCCJ que envía, la Provincia que recibe, la Coordinadora LMC y el Obispo del lugar.
"El servicio a los pobres y abandonados" ocupa un puesto central en nuestra espiritualidad.
Desde los comienzos se ha optado por los más pobres, lo que ha condicionado nuestra presencia en los diferentes lugares donde nos hemos insertado.
El principio de nuestra metodología es "Salvar África con África". Para ello impulsamos la autopromoción del pueblo haciéndonos promotores y multiplicadores de laicos locales, lo que hace imprescindible nuestra inculturación.
El proyecto LMC nace, crece y se sigue desarrollando al pie de la cruz.
Se trata de un proyecto de Dios y es la fe quién los sustenta.
Los LMC estamos llamados a vivir la misión en y desde la comunidad.
Vemos necesario trabajar en comunidad apostólica, asumiéndolo como un reto fundamental para el trabajo de los LMC en misión.